08 diciembre 2005

Un Leyland Retriever

Si hay una marca reina entre las británicas, sin duda es Leyland. "El camión inglés, Leyland", eslogan recordado por cualquier aficionado. Comenzó su larga historia a finales del siglo XIX, devoró bajo su grupo British Leyland a buena parte del resto de marcas de las islas de su graciosa majestad y acabó fusionada y desleída entre DAF y Paccar. Por aquí tuvimos la inmensa suerte de escuchar el ronroneo de sus diesel en los populares y robustos Comet (que curiosamente compartían cabina con los Ford Thames/Ebro E35 y Dodge Kew), y los imponentes y elegantes morros de los Beaver 4x2 y Hippo 6x4.


El que traigo hoy es otro gran clásico de tiempos de la SGM: un magnífico Leyland Retriever WLW de la última serie (parabrisas fijo, trasera de la cabina en metal y radiador pequeño militar tipo Scammel con toma en ángulo). Muy seguramente es una versión Breakdown Gantry de recuperación: una viga horizontal desplegable montada en una estructura bajo la lona que permitía manejar pesos como los de un motor o vehículo ligero, según la posición de la misma. Se adivina un soporte para MG replegado en el lateral, además de las imprescindibles planchas para arena. Porta ruedas sencillas con dibujo para arena de tipo civil (probablemente Dunlop), un sólo faro enmascarado, placa circular de peso y placa cuadrada de arma de servicio ambas sin cifrar y la "gas plate" horizontal montada frente al parabrisas: aquí se daban unos brochazos de una pintura especial de color mostaza que cambiaba de color ante la presencia de gas venenoso. No hay más marcas tácticas que el numeral con prefijo "L" (por lorry, camión) y las letras INSP (por inspected, tras pasar revisión). Una de las máquinas más nobles que han cruzado las arenas africanas...

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